Somos de los que tenemos en el pecho un vaso boca abajo,
mucho le cae y nada le queda.
Esternones de vidrio, mordemos el aire para vivir.
Vivimos de gota a gota queriendo saltarnos nuestra estatura.
Cronometramos esos saltos en afán de necedad incomparable...
Parábola de asombro, no hay respiro, no estamos en el suelo.
Caemos juntos desde varios sitios, no nos vemos
pero alcanzamos a espetar al unísono a la población
los dichos del malabar:
He saltado sin comer, he saltado dormido y dormida
He saltado sin deseos, he saltado sin moverme
pues el Mundo, de súbito, se ha separado
de mis bien preparados pies.
Cómo sois de ingratos que no aplaudís
ni suspendeis el resuello
Escultores, cumplid con vuestra labor.
Haced de obsidiana, de altura, de deseo,
con dos pezones punzantes para aquel que osare
menospreciar mi legado.
Pues soy comparable a pilares
y por gracia celestial de mi tez no os dejaré caer
pues, por suertes, contais con mi favor.
Gracias por los aplausos.