Una mañana lúgubre sin sol ni luna Crepúsculo de los dioses que mi alma acuna La niebla se queda quieta Ni desciende ni se alza En frente tengo el camino Los miedos a la espalda Olvidado sendero, solitaria calzada Todos los días acoges Inquietudes de mi alma Mientras camino decidido Sin prisa y con calma Observo distraído Las tierras de labranza