Como estrellas en el firmamento
mueren en mí las tantas esperanzas
guardadas por mi mente en sus andanzas.
La verdad amanece con lamento.
Enterrado bajo este gran cimiento
construido con cóleras poco mansas
por la soberbia, que con dos mil lanzas
mató a mi voluntad, sin fundamento.
Encerrado en mí sólo observo todo.
Como se destruye, como se crea.
En otro mundo ya perdido estoy.
Si nada cambiará de cualquier modo.
Mejor cerrar los ojos como sea,
para poder sobrevivir por hoy.