Se coló por mi ventana
una mujer ardiente,
y apasionada.
Le dije: ten cuidado, princesa..
o saldrás lastimada....
Era ella tan hermosa
que no resistí
su mirada.
Quise robarle un beso
con mis ansias
alocadas.
Ante mí se quitó
las pocas prendas
que en la noche la tapaban.
Después sentí
que un rayo
atravesó mi cuerpo...
cuando quise contemplarla...
Era ella puro hielo
que se derretía
sobre mi cama.
Era mi diosa de Venus
¡que al Olimpo me llevaba!