Me pasé la noche en vela, encubando un pensamiento,
Y mi corazón diciendo ya no guardes el secreto;
Dile cuando la veas que ella es todo para ti,
Que la amas locamente con ardiente frenesí.
Tan pronto se asomó el sol me tiré para la calle,
Y me fui a caminar por el paseo del valle;
Yo sabía que era allí por donde tú caminabas,
Y mantuve la esperanza que allí mismo te encontrara.
Todo corrió en mí contra cuando en tu busca yo iba,
Pero mi fe era mucha y eso alegraba mi vida;
Varios días me pasee por el paseo del valle,
Y pasaron las semanas y de ti ni un celaje.
Entonces me puse a hablarle a mi humilde corazón,
Le dije no la he encontrado mi suerte me abandonó;
Ahí mis ojos lloraron y en mi mente delirando,
Posé mis ojos al cielo, porque me quedé esperando.