Voy a registrar como
marca propia en tu oído
la palabra " te quiero”.
La patente será tuya,
y habrás de cobrar con
un beso cada vez que
alguien más te la repita.
Sólo espero que algún
día quieras compartir
conmigo las regalías.
Antes de que tu boca sea
la que se vuelva del
dominio público.