No te duermas aún, mi niño,
que unas sirenas con una dulce voz
te traerán un cuento de lejanos mares.
No te duermas, mi niño, todavía,
que sólo tendrás que encender tu corazón
para escuchar aventuras tales
como las que a un famoso pirata robaron
cuando borracho estaba en su navío
maldiciendo todos sus males…
¡Paradojas del destino!
También tengo para ti cuentos de hadas, de enanos,
de magos o de titanes...
Ríe, ríe, ríe conmigo,
y cruzaremos juntos los siete mares;
mas no te duermas todavía, niño mío
que yo aún preparado no estoy
para acompañarte en el camino.