Fugaz sonrisa que se esconde tras el
niño huérfano de mi barrio,
lágrima sostenida en la mejilla inocente
de la niña engañada.
Beso furtivo de amantes desconocidos,
Manos temblorosas que
ruegan limosna bajo un tejado,
luz destellante que te recuerda
que aún puedes ver.
Graznido de ave nocturna
anunciando la muerte que se acerca,
peregrino de almas que espera
la suya para vivir.
Herencia de amor recibes porque
entre anhelos aun concibes,
fragmento de vida compartida bajo
un mismo firmamento.
Pensamiento claro como el
mendigo de pecados,
oscuro deseo de sentir vida,
placer regocijante por anhelar
tu cuerpo lleno de mentiras.
Dolor por compartir mis
tristezas sueltas,
furor ciego por desear la
muerte.
Felicidad que siento con
tan solo tu presencia,
cosecha de amor repartido,
fruta dulce que inspira ternura,
esclavos que condenan
tu pensamiento.
Fusil que encadena vivir
lucha sin cuartel para
sentir la razón,
fronteras de juicios prejuzgados,
libertad de palabras sin sonido.
Silencio en el sepulcro del
historiador alegre de una poesía,
llorando tierra
porque cuantos la tienen
no gozan su placer.
Sosegado respiro siente fugaz
beso del niño a escondidas,
nostalgia por una niñez
que esta perdida.
Búsqueda incesante del sonido
oculto tras la palabra del comediante,
razón por querer formas.
plegaria ausente de fe,
soldado sin causa,
susurros al viento,
preñada la madre inocente,
fácil final para esta plegaria.
Reservados todos los derechos de autor:
Carlos Dos Santos Daniel