¡Que tremenda alegría
siento al recordarte,
eres mi preferida
de noche mañana o tarde.
Sencilla como la mora,
que crece entre los sauces.
Valiente como leona,
si necesitas coraje.
Suaves te ves hablando
de la vida o sentimientos.
Engañadora un instante,
con guiños de amor por dentro.
Si al caminar pareciera
nacer bajo tus pies el silencio.
Por esa tranquilidad tan tuya,
que va eliminando tormentos.
Y cuando detienes la marcha
el viento se vuelve manso,
la luna sonríe en tu cara,
y el paisaje se vuelve canto.