Te ries a mi espalda:
jugueteas correteándome;
apareces de la nada,
asustándome;
pero me abrazas;
me besas la mejilla.
Y a veces,
despiadadamente,
con saliva de odio,
escupes cuchillos a mi corazón
matándome
lenta,
agonizante en dolor.
Aunque de cenizas resurjo,
te vuelvo a encontrar.
Con sonrisa de luna,
mirada de sol,
me tomas de la mano
y me la sueltas...
para juntos caminar la vida
porque lejos de ti siento frio,
pero demasiado cerca me incinero