Pedro Aros Castro

Convergencias

Sólo somos una raza avanzada de monos en un planeta menor de una estrella promedio.
Pero podemos entender el universo. Eso nos hace muy especiales.
Stephen Hawking


Así supe que existías
siguiendo antiguas huellas
señales de viejos camaradas

en murmullos de rincones
en fisuras de ventanas
en diáfanas atmósferas
en la brisa que trae el rocío
en transparentes humedades

asomado en la sutileza
de escondidas oquedades
del vuelo piramidal de soledades
de peces que desafían gravedad
de noches de belleza inmaculada

retornando asombrado
al exilio de primera edad
a la esencia primordial
a esa mirada limpia y etérea

en el recorrido fascinante
de senderos migratorios estelares
de rutas de aves señaladas
de primitivos nostálgicos caminos

a veces con profunda tristeza
por niños abandonados
por llanto del hambre
por un viejo que mendiga
por triste sonrisa de cortesana

en vértice de todos los sentidos
sobrecogido en centro del universo
extasiado en mi luz interior
santuario de los sentidos
en el inevitable salto al vacío
sueño que se niega a ser polvo.

Hoy robando el sol al mediodía
restando horas al olvido
abro surcos entre surcos
montado en relámpagos dormidos
las pupilas dilatadas de asombro
cautivo en vértice del vértigo
me entrego a tu cuerpo de cristal
los sentidos al borde del abismo

la noche dibuja en mi pecho sus enigmas
descifrando símbolos dormidos
en mi pupila palpita una profecía
en mis dedos se concentra el universo
y una melodía insiste en ser misterio

mudos reflejos, risas y espantos
incondicional esclavo de tu encanto

quieto, sobrecogido en estupor
sueño aturdido de fascinación
orgásmicamente me abrazo a la agonía
para nacer en explosiva conmoción