¡Minutos para quedar juntos, mismo en medio de la multitud!
¡Como duele el momento de separarnos!
¡Como es bueno despertar oyendo su voz al teléfono, dando los buenos días y antes de dormir las buenas noches!
¿Quien tiene el derecho de quitarnos la ocasión de vivirlo juntos?
En la penumbra del restaurante, tu sentado frente a mí, me mirabas, con tu sonrisa, suave y al mismo tiempo, dulce y cariñosa.
Tus ojos, oscuros, son como el firmamento y tienen estrellas que brillan intensamente, quería entrar dentro de ellos, imposible, impenetrables, negros, brillantes, tu brazo se estira sobre la mesa se abre, me estás pidiendo mi mano, se la doy me hace una caricia, de manera a que los demás no se deán cuenta.
Pasa un rato las soltamos, hacemos siempre para no pasar a los otros, nuestra privacidad.
Queremos tener nuestro mundo, en medio del mundo de los demás, sin compartir, con nadie, nuestros pies se buscan bajo la mesa, como niños damos un pequeñito encuesto y sonreímos cómplices.
Sé que lo que viene va a ser difícil, tengo que tomar decisiones, de manera a que mi hija y nieta lo entiendan, ellas saben que mientras viva las acompañaré y haré todo por ellas, en cambio de su parte tienen que ayudarme. Tres años ya casi pasaron y ha llegado el momento para seguir mi vida.
Como he aguantado tanta cosa, casi quedo sorpresa, conmigo misma Ya pasó, ahora no admito más faltas de respeto, ni que manden en mi casa y en lo que es mío. Soy independiente en mi voluntad, sé lo que quiero, por eso, no voy a permitir, ni que hagan sufrir ni a mi hija ni tampoco a la nieta.
No volveré a andar al frio, o a lluvia, ni ser una emigrante en mi casa, nada, en ella tomaré café, con mi compañero, trabajaremos en el ordenador, a quien no le gusta, la puerta de mi casa está abierta para que marche, a quien no tiene educación, no me es nada no tengo obligación de llevar con su manera de ser.
Como esperamos unos o dejo aquí, esta reflexión, que es realidad.
Es mi defensa, para el futuro.