Mariam Correia
9 de enero.
Cosas extrañas suceden en todo momento, detalles que evitan la monotonía, y hacen de cada día de nuestras vidas una historia diferente. Un desvío antes de ir al trabajo, la cola en un semáforo, la aparición de fantasmas del pasado, una ida al cine con grandes amigos celebrando el reencuentro después de largas vacaciones navideñas, compartir las experiencias vividas durante el tiempo que estuvimos ausentes, festejar el cumpleaños de algún compañero; y prepararnos para iniciar nuevamente nuestras responsabilidades correspondientes.
En fin. La vida son sólo momentos, y la unión de esos momentos son la suma de nuestra existencia; por eso debemos tomar lo mejor de cada uno de ellos y atesorarlos en nuestras mentes, almas y corazones; recortando y pegando sólo buenas experiencias en nuestro álbum de vida. Y aunque se, que cada persona piensa, vive y actúa diferente, que no siempre escribimos para que nuestras palabras sean leídas y recompensadas; sino por gusto y necesidad de desahogo, siempre habrá alguien que se identifique con nuestro sentir plasmado en un papel. Entonces sólo así, sabrán lo que yo sentí aquel 9 de enero.