Tan lejos te encuentro de mi
día por medio que pasa,
razón no me falta para
pensar que no volverás.
Deseo contemplar tu rostro,
entrecortado a ratos,
para recordarlo
cuando en ti piense.
Apoyo para mi alma,
busco en tu regazo,
para que me das aliento,
para no zozobrar en
el sutil devaneo de mi vida.
Siento tu pelo flotando sobre
mi cuerpo,
dándome cobijo cuando tengo frío,
espejo de mis inquietudes
al viento,
acariciando tus manos
conocí la ternura,
por vez primera en mi vida.
Probando de la sagaz
porcelana de tus labios,
la miel dulce,
para olvidar la hiel de mi boca,
estrecha cintura sirve de
remanso a mis cansados brazos.
No se ni siquiera si existes,
no tienes rostro, forma,
corazón o alma definidos,
pero yo te amo desde el
día en que nací,
por ti amo en silencio,
a todo ser que aflore,
lo visto en ti.
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Carlos Dos Santos Daniel