Una gota amarga a los sentidos,
vago libre, la náusea no es tan grave
como tu mentira,
ya , mis labios no sienten
la rudeza del puño pobre.
Aquí, la cicatriz espera sin ideas
dentro del laberinto entre sesos
ahogados en estúpida cobardía.
Han pasado tantos y cansados años,
que al menos hoy respiro,
pero en mi puño llevo mierda,
mierda del asesino de dignidades.
Te regalo
vomito y sangre sobre tu sueño,
sueño de un coito entre tequila y aguardiente
ahí, yo muero,
nunca más para la demencia
de tu vida que marcha enlodazada
como un gusano sobreviviente
en el desagüe.