He aprendido a no volver a mentir, a no ocultarme bajo la sombra de mi propio egoísmo, a no ser manipulado por la impaciencia, he aprendido a ser yo mismo.
Me ha quedado claro que la distancia y el tiempo juegan con mi felicidad, pero la esperanza que en mi entorno yace latente, vencerá a mi inmadurez y frialdad.
He aprendido que la verdad y la sinceridad van de la mano, como el sueño del verdadero amor en un futuro cercano.