Te quiero sin reservas,
queda mi alacena vacía
de ternuras, de pasiones
de ilusiones, de palabras,
todas se amotinan
para alcanzar tu piel y tu alma,
sin reservas
hasta abastecerme de nuevo
al alba
con el solo aroma de tu palpitar
de tus manos eternamente grabadas
en el dintel de mis ojos
en la memoria ,
tuya, mía,
nuestra
siempre nuestra.