El amor es un cáncer que se alimenta de sueños, de anhelos, de esperanza, pero al final igual que todo cáncer termina matándote.
Por lo general es detectado en fase terminal, cuando ya ha invadido cada parte de tu cuerpo.
El dolor provocado pocas veces es físico.
Los síntomas no se reducen a unos cuantos: euforia sin alguna razón aparente, inspiraciones de oxígeno profundas, trastornos en el comportamiento, alteraciones en el ciclo del sueño, alucinaciones constantes.
El huésped pocas veces opone resistencia.
Muy tarde se percata de que lo está matando.
La resonancia no da pista alguna de la enfermedad, en el torrente sanguíneo el virus es propagado.
No queda más que esperar una muerte que será lenta y aún más dolorosa.