Te quedaste dormida
frente a la pantalla
esperando intranquila
que me conectara.
Luego despertaste
muy sobresaltada
todo revisaste
y no viste nada.
Como no llegaba
estabas muy triste
haciendo mentadas
al Facebook y al Twitter.
Ibas a la cocina,
tomabas café
y esperando seguías
en el internet.
¡Esto es un castigo!
fue tu exclamación,
¿Qué pasa Dios mío
con la conexión?
Te invadió el mal genio
con desesperación
lanzando improperios
hacia el monitor.
Al final resignada
un mensaje dejaste
diciendo: ¡Canalla!
¿Porqué no llegaste?
Olvidé decirte
un detalle importante,
y para no herirte
preferí ocultarte.
Que ocurrió algo extraño
en mi casa ayer,
¡Por falta de pago,
no hubo Internet!
*****