Noche que reluce tu alma bella y pura,
el fruto de embelesos y dulzura,
queda grabado en el beso silencioso
que nos damos en el momento que todo es más hermoso.
Rosas que llenan la pradera, sin espinas,
iluminadas por la belleza de tu sonrisa,
caminando a la orilla del lago junto a los lirios,
viniendo a nosotros oscuridad de silencio y olvido.
Campos que para el paso de tus pies han florecido,
viento que se siente, entre abrazos y caricias enloquecido,
igual que mi corazón cuando me besas, sin palabras ni sonidos,
entre segundos efímeros que beso a beso se han consumido.
La noche se detiene, en el tiempo hay una prolongación,
minutos detenidos como la caída del ya desaparecido sol,
sólo se mueve al rededor nuestro el viento,
con su loco paso que juega y se pasa entre tu cabello suelto.
Noches entre el campo y nuestra habitación bajo el cielo,
en nuestra alcoba hay incontables noches de desvelos,
sed amor y de ti, noche que la hemos vuelta extraviada,
abrazos, besos y caricias intensas, apasionadas.
“Un amor nocturno y continuo, lluvia sutil y suave que cae sobre las hojas, sobre el camino, al igual que caen nuestros sueños sobre las zarzas, que dan impregnados los anhelos a las manzanas, cuando se juntan con amor nuestros labios, besos vividos desde hace algunos años, renovados cada noche en su transcurso, compartiendo nuestros corazones plasmados en un dibujo, llenos totalmente de tu perfume, me encanta tu aroma, es como estar entre las nubes.”