A nada se parece mi amor mientras te escribo desde el alma.
Siempre que abrazo el bendito recuerdo de tus manos y tus besos;
tejo un sin fin de corrientes agitadas, ahondandome el pecho,
y me ahogo en el veneno sigiloso de tu encuentro entre mis sueños.
A todo le hace frente mi amor porque es tuyo más que mío.
Desde siempre y para siempre como el aire entre los cielos,
como el aire de tu noche que es respiro de mi fuerza,
como tu virtud entera que acaricia mis desvelos.
A nada se parece mi amor cuando con tu voz me ruega
que descubra el corazón si el silencio me ensordece...
A nada se parece el tiempo que me aceleras, a ninguno, ningún otro se parece.