Jamás pienses, que te has quedado sola,
ni dejes que la tristeza te encierre en una bola
de cristal, llena de dolor, rencor y melancolía,
y recuerda que la alegría es tuya, solo tienes que reclámarla.
Y si al otro lado del camino, tus ojos ya no me ven,
mira con tu alma, búscame en tu corazón
pues yo siempre estaré en el mismo lugar,
en donde tu felicidad y amor estén.
Eres el fuego que da calor a mi vida,
la única salida para huir de la desesperación,
esa adicción que se volvió la cura para las heridas,
pues contigo esta mi fe y la esperanza en ti no está perdida.
Estoy aquí, esperando a que me llames,
deseando escucharte y que en mi vida tu luz derrames.
Y si tu corazón alguna vez se confunde
pensando que me has perdido, se paciente,
yo siempre he estado aquí, a lado tuyo, jamás me he ido.
La vida nos ha enseñado y hemos comprendido
que las lecciones llegan como tragos amargos de un largo camino.
Y aunque el destino aveces quiera jugarnos una broma,
y empiezas sentir que el tenue aroma de la soledad en tu vida se asoma,
ábrele la puerta al silencio y escucha "esa voz"
que te descubrirá el sol detrás de la siguiente loma.
Estoy aquí, jamás me e ido,
búscame, que en un rincón de tu amor,
oculto tengo hecho nuestro nido.