Ayer te ví pasar,
por esa plaza solitaria
eres la misma de hace años,
con más experiencias ganadas.
No sé si tú recordaste,
los años de juventud
que en este mismo lugar
con motivos diferentes
nuestros pasos se cruzaron
mirándonos frente a frente.
El hola salió volando,
y se depositó de repente,
con esa magia de tonos
escuchada por tu mente.
Una sonrisa estalló
dibujada en tu cara,
te brillaron los ojos,
tu boca como si hablara.
Y ese gesto inocente
me extremeció el alma.
Hoy me encuentro algo cansado,
por los baches del camino,
pero al verte de nuevo
mi alma se convirtió en niño.