Jose de amercal

A mi Hija

 

Bendecida y pura en el altar de tu existencia

quince años coronan tu frente soñadora

llevando como estela la luz de tu inocencia

al mundo vas a entrar, fragante y turbadora.

 

Entre flores de esperanza se abre tu capullo

cual mística rosa envuelta en frenesí

tu tierno corazón se llena de orgullo

tiñendo tus mejillas de rojo carmesí

 

La penumbra se ha volcado al día en tu mirar

la belleza de tu alma derrama su esplendor

tu faz ruborizada se siente acariciar

cuando te miran los galanes en tono seductor.

 

Una función diferente va empezando

en el dorado escenario de tu vida

de niña a mujer tu figura va cambiando

como cambia la noche a la alborada.

 

¿Quince años! Cuento de hadas, sueños de oro

límpido cielo, dulce caricia de luna creciente

misterio que devela su preciado tesoro

sol que brillará de nuevo al día siguiente.

 

Niña hermosa, flor hechicera de amores

tu aroma se expande en los campos de quimera

y en torno a ella risueños picaflores

buscan beber la miel de tu hermosura.

 

¿Quinceañera! Conserva la pureza de tu manantial

aunque la vida te muestre sus tardes sombrías

hasta encontrar un alma de corte celestial

que te ame y te comprenda en tristezas y alegrías...

 

y cuando al fin merezca tu virgen corazón

entrégale tu alma pura de ambrosías

y elevando una plegaria pide a Dios su bendición

para que tu vida sea un concierto de armonías.