Alma, espíritu de mil poemas
Sin ti no habría, materia santa
El amor lleno, de cedulas sanas
Que aviva el beso, de la garganta…
Labios mojados, con sensuales besos
Yo puedo decir porque siento, su almíbar
Cáliz bendito, que duermes entre velos
En el altar mayor, con las siglas en ámbar…
Estrella fugaz que nos enciendes el alma
Y aceleras, los pulsos del corazón y su alianza
Entre el cielo y la tierra, entre el sol y la luna
Se forma el universo, de mi alma desnuda…
Que se viste con la ternura, de la oración sagrada
Ya que sin “Dios” no sería lo mismo, nuestro alba
Ni los anocheceres, del espíritu de la fe, encauzada
Por el rio de tinta, que diluye siempre, nuestra alma…
Para que seguir, en este mundo
Pienso en huir, hacia ultratumba
Quizás sea tan solo, un oriundo
Y haya perdido la razón, de mí sombra…
Lo que si se, es que vivo amargado
En un pozo seco de amor y vida real
Suspira mi alma, tiembla mi dialogo
Que vive mudo, en la luz de mi eral…
Campos llenos de tristeza, cristalizada
Sin oxigeno para respirar, con voluntad
Que me llevas, hacia una encrucijada
Cegada por su luz, misteriosa y con maldad…
Me pregunto, en el rellano de la soledad
Si merece la pena seguir, en este mundo
Amargado por mis instintos y negatividad
Que muere en la llanura, del verbo mudo…
Cárcel que vives, dentro y fuera de mí
Sálvame de esta condena, estéril en su fin
Porque si esto es la vida, yo prefiero morir
Por la cobardía y penumbra, de mi sentir…
¡Intenta mi ser, encontrar partículas del alma que habita en mi cuerpo, pero como es invisible solo en la oración, siento su presencia!
Modesto Ruiz Martínez / 15/09/2009