A la deriva naufrago por las aguas de la melancolía,
Sin brújula, ni timón, ni faro,
Solo mi corazón de guía,
Desembarco en el puerto de la desolación,
Amarro mi vida a los pensamiento,
Y camino por ese muelle sin marinos, ni capitanes.
A lo lejos, entre la bruma, logro percibir la silueta del recuerdo en forma de ancla,
Y noto que de ella se acerca una cadena hacia mi corazón…