Una tibia mañana de verano, me encontraba sentado a orillas del rio
Mirando como el agua ante mis ojos corría suavemente, tranquila y
despreocupada,.
El tiempo no importaba, una brisa suave golpeaba mi rostro
secando la humedad de mis ojos. El cielo con algunas nubes
desplegaba un diáfano azul que cubría todo el paisaje y debajo de
mi cuerpo la suave gramilla, evaporaba las gotas de roció que la
madrugada había depositado en ella .
En un instante con mis manos tome una piedra y tirándola, observaba como se depositaba
en el lecho, mientras que su golpear en el agua producía una ondulación
que de expandía por todos los rincones.
En nuestro mal formado egoísmo no permitimos que el amor alcance
a otros haciéndolo selectivo personal, dejando que ese amor que sentimos como esa onda en el rio alcance a otros.
Sembremos tirando muchas piedras al rio de la vida y que muchos sean alcanzados
Por nuestro AMOR
.
Robi