Cuéntame de tu tierra, de la mía,
la nuestra. Cuéntame de nuestro sol
y del sonido de campanas, ¡cuenta!
Del humilde fulgor de los candiles
del hocino en la rama sorprendida.
Y cuéntame de hogueras rutilantes
en días invernales, de manos frías
y ojos asombrados por el vuelo
de las luciérnagas.
Cuéntame de las lluvias inclementes
cuando el trigo dormía ajeno en la era.
Y cuéntame de blancas muselinas
de musarañas, de cencerros viejos.
Ven acércate a mi costado
y cuenta, cuéntame de nuestra tierra;
…hermana