Solo tu, tu cuerpo de copa de cristal tembloroso, tiemblas como la tierra que acorrala un rio enfurecido, como la tierra en la explosión de una rosa enamorada a lo lejos. Es tu silueta la botella y el licor, la embriaguez de mi última alma. Solo tú, detrás del firmamento, desmoronado los límites como las carnes de pequeñas aves oceánicas, como una gota de lluvia desbordando el mar. Solo tú, juventud excesiva, promesa incalculable, felicidad entre mis brazos, la ausencia que evita duela la soledad. Solo tú, aquí, en los dactilares de las hojas que desde los árboles aúllan tu nombre verde y azul, hojas que hacen temblar la tierra al caer. Gigante y diminuta, gigante que no logro comprender cómo cabes en mi corazón, diminuta en cada gota del rocío mañanero, lavando lo que la noche no se transformó en verso. ¡Solo tu!
LRL
20-1-2012