Desde el bello malecón se puede divisar
el grupo de toninas que viajan a un mismo compás,
con una gracia divina que simboliza libertad
donde el espejo mágico del río las hace brillar.
Miro su balanceo y admiro su armonía
quien ha pensado un día acabar con su belleza,
pues ellas representan la musa inspiradora
para algunos poetas.
A la hora de ellas bailar nadie las puede ignorar
porque tienen un encanto que es fácil de apreciar,
que hace que el tiempo y el espacio se unan
para así los sueños volar.
Que sería del hermoso padre río sin aquellas bailarinas
que bailan serenas sobre sus olas,
deleitando a todos sus espectadores
que son salpicados con su ternura.
Si la mano del hombre destruye esta acoplada relación
entonces no quiero imaginar que será de nosotros
en un mundo donde no exista nada que admirar.
Su baile y canto sonoro llegan al corazón
cual nota melodiosa que cura una herida,
y más vivo que nunca late y late sin parar
pues está colmado de felicidad.
Unamos esfuerzos por conservar
éste hermoso animal que simboliza paz celestial
debemos ser fieles a ellos y brindarles protección,
porque así ellas seguirán bailando y cantando
al compás del melodioso río protector