Que no puedo manejar el descontrol
que hay entre tus ojos y mis versos…
y que de noche no puedo lograr un simple silencio
a toda mi alma.
Me he equivocado tantas veces
en sentirme vivo mientras
no puedo ocultar que te extraño.
Hombres de roca y sol…
vida de mar y eclipse,
no pretendí un mundo pero
caes, como yo,
al mismo abismo de tu pedestal.
Tengo sed de ti en tantas noches…
que no entiendo
de mi existencia vacía.
Morir…Sentir…
estar envenenado por el eterno recuerdo
de tus ojos.
Piel a piel
nos enfrentamos en lucha de besos…
oh terrible sensación de perdonar tus heridas,
cómo reír… cómo volar…
cómo escapar de todo esto si ya no
somos lo que somos…
si ya somos un día más en esta guerra.
Te pretendes firme,
pero tú alma ya no es una roca…
y entonces,
qué dirás ahora que tú cuerpo ha envejecido
y ya no nos une aquel momento del alba.
Vas envolviendo en ceda
todo tú orgullo
y ni siquiera permites
que la lluvia moje tú rostro.
Quién eres… por qué tan oscuro tu disfraz…
acaso no vez que no somos más que
un simple perfume de nuestros errores.
Oh niña, no despiertes aun…
deja que mate mi alma
por estar un segundo contigo…
tú y yo somos más que nada.