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De noche, cielo oscuro y pintado con la medianoche,
una luz de cometa viajero resonaba donde mi pecho
llamando en búsqueda de la felicidad que tuvo vida,
una vida plena, rebosante de estrellas y soles fuegos
pero como silente, y con el paso del tiempo, acabóse
desdibujándose aquel vuelo soñado en apática casida,
inerte, vividora por inercia, efecto de un dolor ciego,
ciego por indiferencia a mi suplicio, hacia mi súplica
de volverla encontrar aunque estuviese en otro cielo;
solo el poder nuevamente sentir ese calor cual voces
del Olimpo llevando a mi oído el amor de su melodía
será bálsamo natural para acallar el dolor que siento.
Vito Angeli