Está en el cofre interior
no en una caja de cenizas.
Desdobla las páginas dobladas
salpícalas con estrellas
vespertinas, hazlas pájaros de origami
o aviones de papel desde el segundo piso.
Todo tiene un orden interno alfanumérico
solo hay que tener las claves
de las puertas con aldabas
de las ventanas tapiadas
de los cuartos tomados por intrusos.
Luego saca uno por uno y con cuidado
los destellos del alma
las astillas de espejos lastimados
los tufos de todas las mentiras
los espejismos guardados
y los sueños que se mueren de impaciencia.
Luego sepáralos.
Y mira.