Cuando llega el tiempo de descansar, corazón,
Mi mente se traslada a tu aposento, a suspira,
Mientras se desmaya en tus alas, oh mi aliento;
Buscando con ansiedad, que deja seca, tu boca;
Sedienta de calmar los labios resecos, sin besos,
Por el tiempo pasado, pero no perdido, te hallo,
Cada noche entre los rayos de la luna, cómplice;
De los encuentros ardientes, como brazas, dos,
Almas que a pesar de la distancia viven, sueñan;
Con la sutil entrega, de los piélagos, apresados;
Con mutuos deseos de recorrer, sentir, explorar;
Cada milímetro de tu cuerpo desnudo, vestido;
Con el arrebol de la entrega al ser añorado, tu;
Calmadamente te entrecruzas, en el camino;
Mientras suaves suspiros, se escapan, cantan,
Cuan trinos, que enamoran al paso, mi sentido,
Como deseo calmar mi sed, con los besos, en ti;
Atesorados, en el amanecer, para apagar, en mi;
Ese desierto que sale en la obscuridad, tu mi luz,
Vamos juntos en el encuentro tanto pedido.