El aposento estelar de ojos fijos
emitió sentencia al escudo de tus besos,
entre el humo gris de la chimenea nocturna.
La caja inviolable de fragancias otoñales
llenaron el vagón desocupado por caricias envejecidas.
El piano tocó su última nota en la ventana de la lluvia,
mientras la luz hacia raíz en la esquina del mundo.
La soledad regó su vino en el traje detu alma
cuando la áspera arena marcó la linea de tus pasos.
La dulce fruta del bosque de tu pecho,
se hizo espuma en el delirio de ml boca,
con la amnesia, la sentencia, y los olvidos.