Mamita… tengo frío, y no siento tus manos
Mamita…
tengo frío esta noche
y no siento tus manos.
Ayer, me deleitabas
con cuentos de la luna,
la estrella ya no brilla
repleta de luciérnagas
y en la laguna espesa
el búho aun solfea
entre notas de viento
musita sin sus ojos,
y en el espejo de agua
el resplandor del suelo.
Mamita…
bien te queda
ese listón de cielo...
papa, cuando te vio,
te besuqueó la frente;
ya van a dar las seis
y papito no llega,
el bebé casi ya,
a comer se despierta.
Mamita que alegría
yo siento al ver tu rostro
el toque de tus manos/
suave en mi cabellera,
la muñeca de trapos
que la tía me diera
lleva un vestido blanco,
parece una azucena.
¡Ay, mamita… si supieras, lo mucho que les amo!
tú, papito y el bébe…
son los que mas extraño.
me duermo sin ustedes
y aunque cerca me velen
despierto asustada
y me digo -¿En dónde habrán de estar?
Ah, están aquí,
En mi alma los llevo,
tan hermoso recuerdo, el verlos de las manos.
Parece que fue ayer, que desperté cantando,
alegre por saber… que estaban a mi lado.
¡Que bonita canción!
¿Por que se ha interrumpido?
Que fueron esos ruidos
que aun escucho yo.
¡Oh, máma!
¿Dónde estas?
¡Que hace tu mano acá!
Mamá, rojo el listón
se tuvo que tornar.
¡Máma, máma!
No me oyes,
porque ya no respondes,
te está hablando tu hija
y tu inconmovible…
tienes las manos frías,
ya no te oigo cantar.
¿Que paso con tu rostro?
¿Qué hacen… allí tus piernas?
¡Mamita, la muñeca… en sangre se tiñó!
El bébe, no despierta,
papito aun no ha llegado.
¡Aun oigo que del cielo,
golpean con enfado!
¿Por qué?/
¿Por qué mamita?,
¿Por qué aun sigue… tronando?