Como un viejo iceberg arrastrado en la corriente de tu atlántico,
así viajo vagabundo por entre la nada del silencio,
muy callado y distante, pero aún con fuerzas,
rogando no derretirme hasta que por fin me encuentre con tu corazón, frente a frente.
Es tanta la inmensidad del sentimiento,
que yo te dibujo a menudo por entre las líneas del tiempo,
entretejiendo tu historia con mi nostalgia y mis recuerdos,
he llegado a la conclusión que nunca te saldrás de mi alma.
Como un iceberg silente fiel testigo de tu frialdad,
así viajo sostenido por la constancia de lo posible,
haciéndome amigo de las noches sin estrellas,
y de un montón de nubes viajeras que no conocen destino,
pero que sin interés alguno, acompañaron mis cantos peregrinos.
Hoy descubro nuevamente,
que este amor es para siempre,
a pesar de coincidir con tormentas y conocer el punto exacto de las olas,
a pesar que viajo lentamente sin darme cuenta de las horas,
aún conservo mi brújula orientando lo que siento hacia las coordenadas de tu cuerpo.
Como un viejo iceberg a punto de desaparecer…
Así están plasmadas mis ilusiones tan llenas de razones,
escondiendo misterios en el fondo de sus entrañas,
finalmente se encontró frente a frente con tu balsa.
Y se convritió en sonrisa.
©ricardo_felipe