Perder para ganar,
es fortuna placentera
y quien supiera…
que al parpadear
de allí vengo…
de perder un tanto
y de ganar sin saber cuanto,
porque te tengo…
solo sé que es sin medida,
Dios me ha bendecido,
con lo más bello de la vida,
el así lo ha querido…
que en la amanecida…
estando aun dormida…
¡aparecieras amor!
en un corcel blanco,
me pareciste tan franco;
que me convertí en flor,
para irte a llamar,
tú te pusiste a cantar
y yo volví a insistir…
solo quería contigo platicar,
tú me comenzaste a enamorar,
no me pude resistir…
y con mi alma comprimida
caí en tus brazos rendida.