A través del tiempo,
enjaulada el alma del
pecador que suspira
por un puñado de arena
limpia.
Sentimiento abatido sobre
tu corazón,
por no
tener con quien
compartir tu vida.
Trazando la meta sobre
el horizonte inexistente,
sientes que el temblor
del mar acude en
en tu rescate.
Palabras obtenidas tras
el filo de una roca,
cobran en ti la fuerza
de una tristeza que
nunca llegará.
Verdad que inunda tu
existencia,
cual gigante montaña,
lamentando el infinito
desborde de un mundo
escaso de justicia.
Profanando el espacio
de una sentencia carente
de súplica,
tendrás en tus manos
la oportunidad,
de florecer para brindar
la alegría a los niños
de tu vida.
Reservados todos los derechos de autor:
Carlos Dos Santos Daniel