Luceros vestidos de verdes
Con la mirada enloquecen
Tierna como el césped de una pradera
Como un manto tendido sobre la madre tierra
Lindos ojos
Que de la retina no se borran
Ni la mente no los olvida
Incrustados en una divina belleza
Al frente de los rayos solares resplandecen
Rostro que envidia la naturaleza
La primera vez que te contemple
Mi alma fue embrujada
Más fuerte palpitaba mi corazón
Donde no podía hablar
El amor florecía
Como cuan brota una flor
Mi cuerpo de su aroma se impregno
Embrujando mi corazón
Con amor sublime, puro, sincero
Lleno de pasión
Eres mi horizonte que fuerza medio
Como una fuente de virtud
Como un volcán en erupción
Que en mi cuerpo produce calor
Dando rienda suelta a la efusión
Sin dejar de mirar tus glauco o celos
Autor… Eco del Alma
24 – 01 – 2012
Antofagasta - Chile