Yo vivo en el Rio de la Lata.
Aquella Plata que era
ya no está,
se perdió como lo hace el viento,
sin avisar, mar adentro,
se la llevaron los de afuera.
A mis lamentos...
los guardé dentro de un baúl,
bajo lámparas de Abedul
reposando con mis cuentos:
de Mayas,
Aztecas,
Incas,
Taínos,
Araucanos,
Guaraníes,
Charrúas y Pampas.
Son versos aún no muertos,
que he podido rescatar
del naufragio del 1500.
Montevideo, enero del 2012.
Dedicado a lo que aún vive
sin lo mucho que ya no está.
W.G.