Feliz sueño,
largo tiempo acariciado.
Feliz Casualidad,
largo tiempo deseada.
Acudiste a mí de forma inesperada,
sin hacer ruido,
sin ser anunciada.
Acaso sin querer ser descubierta,
acaso sin querer ser tocada.
El gesto desenvuelto,
tímida la mirada.
¿Te ocultaste de mí por temor a ser observada?,
¿o tal vez tuviste miedo de desfallecer enamorada?
Te presentaste sigilosa
como unos pies desnudos,
como una pisada amortiguada;
y con un mohín de sorpresa,
me devolviste la mirada.
Mucho he pensado en ti desde entonces, Casualidad.
Caprichosa tirana.
Esclava del destino.
Esfinge soberana.
Y en este instante te hago saber,
amada y odiada Casualidad,
que si hoy te quiero un poco,
mañana te querré un poco más.
Y así,
poco a poco,
sin pensarlo mucho,
me desprenderé de lo poco que de mí queda
para ser todo tuyo.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.