Hola bella florecita,
le dijo un gorrión
admirando su belleza
iluminada por el sol.
-Buen día pecho amarillo
el color de mi señor.
como siempre de visita
¿pasando de flor en flor?
-¡oh no! dulce señorita
admiro todo su esplendor
su delicada belleza
y su reluciente fulgor,
pero usted ni me mira
enamorada del sol
aun cuando sus rayos
lastimen su color,
-¡no lo digas ruiseñor!
él nunca me lastimaría,
su hermoso calor
le da vida a mis ojitas
y a mi tallo un bello verdor,
no puedo moverme
para ir hacia él
pero cuando lo veo
siento que él también
acaricia mi tallo
y se funde en él.