Yo salí de las entrañas…
de un mundo que va con prisa,
hilando lágrimas rotas…
en la rueca de la vida.
Las hilvano entre suspiros
de emociones desprendidas,
del vaho de los recuerdos
donde fabrican sonrisas;
entre antiguos bastidores
del atrio que entretenía,
agotadas ilusiones
que se quedaban dormidas.
¡Y al despertar a la luz,
abrí los ojos cautiva
del mago que modelaba
entre sus dedos la arcilla!
Ahora, se mece en mis venas
la cuna de las delicias;
y de su copa yo bebo
lo mejor que ella me brinda.
¡Ya no quiero descubrir
las entretelas que anidan
en el badén del vivir,
permaneciendo escondidas.
¡Y cierro la cremallera,
no le doy paso a la cuita
de todos los sinsabores,
que maltraten mi alegría.