Déjame reposar amor que fuiste
déjame caer mis pasos sobre el suelo
con la firme ansiedad de no volver
mi rostro a tus ojos
ni mi boca a tu tez…
A veces me duele el brazo derecho
y lo abandono sobre la almohada
él supo de tu cintura
de tu hombro desnudo
-ahora se duele
sobre el recuerdo mudo-
Mis labios se compadecen
de tus besos idos
escarchando saliva
aquí en mi pómulo
y –se duelen también-
Dejando que se seque mi boca
como un río.
Tú fuiste en mi camino hojarasca sin vida
una tarde gris
una llovizna triste…
Las calles se transforman en desolada estancia
¡porque no vas conmigo!
¡porque no voy contigo!
La avenida reforma es un cuerpo sin alma
y la taza de café
sólo humea tu recuerdo
(a los cines no he ido)
Este por qué es tan simple
pues me falta tu pierna donde posar mi mano.
Que incinerado instante me resulta tu ausencia
¡amor que fuiste!
He talado los árboles de ese ayer tan sombrío
¡sufro! De amnesia
al recordar tu nombre
-¿cómo es…? No recuerdo
se me resbala la primera vocal
como una lágrima que brota de mis ojos negros
repetirlo no puedo
porque me sangra el pecho.
Así todo sucumbe…,
como pasar de cerca por el parque
aquél que juntos transitamos
-quizás fue cursi nuestro amor-
Desde acoplarme a tu mano
o el beso callado
inclusive las palabras de tu boca
aquellas que fluían de improviso
…pero sí todo esto nace a raíz
hace unos días (pocos quizás)
que desvié mis pasos
hacia aquél jardín
me senté en la misma banca
-encendí un cigarro-
Y saboree la ausencia de tus besos
de esos gratos momentos
entonces me colmó la melancolía
siendo un escalofrío ese recuerdo.
En que nostálgica tarde me empedré
me sacrifico en evocarte
el saberte sin mí
en degustar mi llanto…,
esperar tu regreso es un bisiesto instante
pero no sé ¿si en cuatro años?
Vuelva a llorar
¡o amarte!
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente”