En su derrotero, encontró piedras, entremezcladas con trigo limpio, pasto seco y cizaña.
No era quien para limpiar el camino, solo aquellas cosas que se le interpusieron las fue dejando a un lado,
sin juzgar en demasía, si mostrar enojo extremo, peleó por lo suyo, siendo prudente ante todo, pero tampoco dejándose avasallar. Ya de eso no más, había tenido suficiente otrora...
El peregrino dejó su huella, sin decir muchas palabras, sin grandilocuencia innecesaria...
Jamás se mostró como ejemplo, a él la vida lo dejó en un camino sombrío, solo le restó seguir hacia adelante...
Al principio criticado a cada paso, pero su continuo andar, fue dejando atrás las hirientes actitudes y palabras y la luz fue apareciendo en ese horizonte a alcanzar...
Aún no ha terminado su recorrido, quizás nunca lo pueda hacer, pero se siente más liviano, menos cargado, con más ganas de seguir...
La oscuridad se ha ido, una brisa fresca recorre su rostro arrugado, arrugas que se marcan más aún cuando se le dibuja esa sonrisa de felicidad...