PALOMAALONDRA

Dictamen en el anochecer

Dictaminaste mi muerte encerrado en este ataúd, asfixiaste mis ganas de vivir a cambio de tu soledad envuelta en oro. Toco el silencio reflexivo de la oscuridad auspiciando la agonía.

 

Vi pasar tu sombra alrededor de mi aposento, admirado por tu esencia, comprendí  que mi misión de nacer fue para quererte; nunca quise ver tu realidad absoluta…Realmente nunca fue casual nuestras escenas de amor. Fui aquel escenario de tu drama sistemático y progresivo para hacer que recorriera este nivel de energía en el que coexisto entre la penuria y la paz.

 

Y siento al llegar a este clímax tan mortal como tus intenciones; que finalmente seré libre; ya no existen nudillos rotos, ni uñas arrancadas, ya no hay tierra en mi garganta seca. Realmente entendí que la tortura era esencial para lograr que desahogaras el trauma existencial de tu pasado; aquél que me conectó contigo.

 

Encadenado en el desenfreno del adiós, lograste desprenderte de lo que un humano puede quizás quitarle a otro; la infancia, la inocencia, el pudor, la alegría...Confesándome tus penas en medio del dolor y la furia, logré que renacieras. Parece mentira pero lo poco que quedaba de mi te iluminó el rostro...Y con el pasar de las horas, entre cada fractura  y dientes caídos al suelo… Logré que sonrieras sin parar….

 

Y cuando mi aliento se agotó casi por completo; me diste las gracias por ser tan buen oyente aun siendo victima; pero no podía seguir viviendo, tus secretos no podían salir a la luz pues quedarían presos conmigo, me hiciste la bóveda de tus tormentos.

 

Lloraste y lloramos juntos unos minutos, ya no te odiaba. Alucinando del intenso calvario que sufrí, te deseé que aunque la fortuna no compra tu felicidad añorada por lo menos consigas la tranquilidad que este mundo te arrebató alguna vez.

 

Conforme pasaban las lunas había un vacío incomprendido en ti.

 

 Mis palabras fueron ecos que se anclaron en tu corazón.

 

Ya no había más diálogos al atardecer, ni puestas de sol desde el porche. Ya tu presencia había culminado aquí.

 

Finalmente dejaste tu cuerpo envenenado cerca de mis restos. Y solo suspiraste: Fuiste el único que comprendió mi inolvidable llanto y por eso conseguiste que te amara.

 

Ahora sé que hasta las almas más oscuras logran brillar después de la muerte.

 

PARC, 26 DE ENERO 2012 1:12 PM – VIVA VENEZUELA