Ser en lo que no soy,
Como fingiendo una importancia en azul,
Jugando ajedrez contra la computadora,
Que no me deja ganar.
Con una cara feliz en la estación del metro doctores,
Tirado en el suelo, sufriendo amor extinto,
Respirando aire reciclado.
Porque no se que alguien esta al cruzar las escaleras,
Entendiéndome, sin sentir el dolor del tiempo,
Que dio frutos mallugados, sin saber que dos se entienden,
Y buscan lo que mejor sea, evitando ser infeliz.
Jugando con la vida y correteando palomas en el zócalo,
Corriendo tras una bandera hippie,
Buscando no caer en el drenaje destapado.
Sonriendo por aun poder respirar,
Encarando con la mejor cara el peligro de invertir mi suerte,
Hasta llegar a casa, un hogar.
La ciudad nuestra ciudad,
Ciudad que cabe en un corazón compartido,
Tras la reja de blanco iluminada por luz artificial,
Y no por las estrellas del campo, que si no se ven,
Serán tan falsas como la esperanza, de seguir,
En donde el aire puro de los cigarros y de los carros,
Hace que se nuble el paisaje de la torre latino,
Y de relaciones exteriores.
Donde la sonrisa de la gente es tapada por la desesperación,
Y preocupaciones del país que al pasar por las calles obscuras,
Redactan mitomanías de seguridad ante las sirenas bicolores,
Que quitan el sueldo base,
Que agitan el cabello de un niño llorando por el juguete olvidado en el metro,
Que es casa del desdichado sin oportunidades de estudiar,
Y con mas cultura de los que pasan desapercibidos,
Un acto de vandalismo porque lo ven normal.
Paseando por bellas artes queriendo ese encuentro,
Saliendo cuando mi persona entro,
Buscando parar un taxi que no se paro,
Y encontrándome con esa persona en un teatro callejero
Como si todo se fuera y de diecisiete millones,
Ahora solo dos vivirán en el DF.