Adivíname la sensación
del más puro sentimiento
y envuélvelo con un mar
de profundo beso...
que ya no quiero regresar
al nadir de los sueños,
ni quedarme dormido
en el despertar de tu cuerpo.
Acaríciame pronto,
al arrullo de otros vientos,
con un afable susurro
que brote del mutuo silencio...
que ya no busco la soledad
del otrora perdido encuentro,
ni suspirar estérilmente
entre sábanas de fragor incierto.
Descúbreme el fugaz anhelo
de lúdico fulgor encubierto,
entre sublimes atardeceres
dorados a fuego lento...
que ya no deseo regresar
al destino de un azar somero,
como estatua de sal
en un adormecer perpetuo