ALVARO J. MARQUEZ

SIN PERMISO (Fusionado con CRYSTAL)

"Ambos deberíamos estar presos,/ de nuestra libertad no ser dueños,/ yo por robarme tus besos,/ tú por robarte mis sueños".

 

Sin permiso llegaste un día a mi vida
cuando nada alrededor tenía color,
la felicidad entonces era fingida
y de vivir había perdido la razón,
confieso que estaba en depresión,
porque yo sólo conocía el dolor.

Tú sólo conocías el dolor, qué suerte,
gracias a eso pude acercarme un día,
con una clara misión contigo, quererte,
alejar de tu vida la tristeza, la pena...
y a pesar de saberte entonces tan ajena,
logré que en mis brazos te sintieras mía.
 
Sin permiso entraste en mi sueño
robándote por completo la calma
y aunque expulsarte era mi empeño,
te convertiste en mi única necesidad
para alcanzar la verdadera felicidad
y es que tu presencia cautivó mi alma.

Mi presencia cautivó tu alma, qué cosas,
yo me acerqué siempre con esa seguridad
de hallar en tus adentros letras hermosas,
sabiendo que al tener acceso a esas bellezas,
podría hacer un cambio con tus tristezas
y darles a todas en esencia la felicidad.
 
Sin permiso tomaste mi aliento
en cada beso y en cada manera,
perdí la cabeza en ese momento
cuando feliz en tus brazos estaba
y aún sin saberlo ya te amaba
y en tu corazón quedé prisionera.

En mi corazón quedaste prisionera, sí,
supe que nadie te liberaría de esa prisión,
fue el amor más grande la cárcel que te di
sin temor de que una fuga pudieras planear,
pues si amo no hay quien pueda escapar
de la fuerza que transmite esa sensación.
 
Sin permiso tomaste el espacio
de cada rincón de mi corazón,
no sé si fue rápido o despacio
pero sé que me inundas de alegría
y tu gran amor cumple la fantasía
al encender el fuego de mi pasión.

Al encender el fuego de tu pasión, Dios...
No me importó quemarme ni quemarte,
arder cual antorcha sólo por oír tu voz,
la emoción que me produjo incendiarme
me dijo a gritos que no podía demorarme
pidiéndote bella, permiso para amarte.